Aunque usamos “armas” la esgrima es uno de los deportes más seguros que existen. En las estadísticas de las lesiones de los Juegos Olímpicos de 2008 (verano) y 2010 (invierno), según un estudio de la Universidad de Oslo (L. Engebretsen), la esgrima se encuentra en el puesto 42 de 51, con menos lesiones que el ping pong y la natación. (ver ilustración más abajo).
Practicar esgrima deportiva puede causar algún hematoma en los brazos o en las piernas, alguna contractura muscular si no se estira bien, cansancio muscular o un golpe fortuito en la mano que no lleva el arma, pero a pesar de todo esto, esgrima es un deporte muy seguro.
La esgrima es un deporte de combate con armas para simular un combate real desde un enfoque deportivo de competición, pero no es un deporte de contacto, como el boxeo, las artes marciales, la lucha, el judo, el taekwondo. Por el contrario, siempre hay que mantener la distancia para evitar ser tocado.
La esgrima de iniciación se practica con floretes de plástico que llevan en la punta un botón de goma y las armas eléctricas llevan una punta con muelle.
La cabeza está completamente protegida por una careta acolchonada por dentro, que tiene una malla de una resistencia mínima a los golpes de 350 Newtons. El cuello está protegido gracias a la barbada.
La ropa de entrenamiento y competición está fabricada con una tela de kevlar, que tiene una excelente resistencia a la rotura o perforación. El kevlar es un material que se utiliza en los chalecos antibalas. Así que es casi imposible que la ropa se agujeree mientras el equipo se mantenga en condiciones.
La mano que lleva el florete está protegida por un guante de cuero hasta medio brazo, para que la punta no pueda entrar por debajo de la manga.
Las caídas en esgrima son poco frecuentes y no tienen riesgo porque las pistas están al ras de suelo.
La esgrima es un deporte donde predomina la cortesía y el juego limpio. En un entrenamiento sin material eléctrico se espera que el tirador admita que ha sido tocado y todo tipo de malas prácticas están excluidas, entre ellas, defenderse con la mano que no tiene el florete, evitar el golpe cerrando distancia, cerrar el blanco girando el cuerpo o no dar la mano al finalizar el asalto.